Todos conocen las imágenes del sismo que azotó a la Ciudad de México y a otras partes de la República en septiembre de 1985. A más de 30 años del trágico suceso, las escenas de edificios colapsados y las historias de muertes trágicas, como las de las costureras de Calzada de Tlalpan o las de los bebés del Hospital Juárez, siguen poblando la conciencia nacional.
Por desgracia, la ubicación de México significa que los sismos son un peligro latente para quienes habitan el país. Esto significa que los movimientos telúricos deben ser tomados en cuenta a la hora de planear obras de infraestructura, en especial si se trata de viviendas.
Una de las primeras cosas que se debe considerar al emprender un proyecto de construcción, ya sea que se trate de una importante vialidad o de una sencilla vivienda, es el material que será utilizado porque de éste depende la estabilidad de la estructura.
Sin importar cuál sea el material de mala calidad que se emplee (ladrillos, varillas, cemento, etcétera), la simple presencia de este elemento convierte a una vivienda, por ejemplo, en una construcción inestable y vulnerable a eventos como los sismos. Por decirlo de manera más sencilla, construir algo con materiales malos es inseguro a futuro.
Pero los sismos no son el único problema a considerar. Según investigaciones hechas recientemente en la Universidad Iberoamericana, utilizar materiales de mala calidad en las construcciones (barnices, pinturas, tinacos, selladores…) también puede provocar que algunas personas desarrollen mareos, alergias, enfermedades respiratorias y padecimientos crónicos.
A este tipo de problemática, conocida como “síndrome del edificio enfermo”, y a la de los sismos, se le puede sumar una más: la contaminación ambiental. Edificios construidos con materiales y diseño pobres causan el 60 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono a la atmosfera, lo que, en buena medida, contribuye al fenómeno del cambio climático.
Al utilizar materiales de calidad, los constructores ofrecen varios beneficios a quienes van a adquirir una vivienda. En primer lugar, dan mayor seguridad para hacer frente a los movimientos telúricos que con frecuencia se presentan en México; contribuyen a la tranquilidad y buena salud de las personas que están invirtiendo en su desarrollo, y, finalmente, reducen su marca en el impacto negativo al medio ambiente.
A nivel nacional existen proveedores de materias primas e insumos de calidad que permitirán que las construcciones puedan ofrecer estos tres beneficios. Además, ¿quién no quiere vivir en un edificio o casa eco-friendly?
Encuentra la mejor calidad en material construcción aquí.
Encuentra la mejor calidad en material construcción aquí.